martes, 11 de enero de 2011

Comunicado de cierre del CSA y Biblioteca Libertaria Jonny Cariqueo

Hoy escribimos con una preocupación tan latente que llega a ser una
presión: este comunicado será el último emanado desde el C.S.A. Jonny
Cariqueo, y tenemos que ser claros en cada palabra y expresión que
utilicemos.
A pesar del agudo contexto hemos tenido la posibilidad de evaluar y
analizar la continuidad de nuestro espacio, hemos decidido cerrar
definitivamente las puertas y ventanas de la Casita; ya no habitaremos el
espacio ni lo abriremos a nuestros compañerxs, hermanos ni vecinos o
curiosxs, ya no se realizarán más conversaciones ni se prestarán libros,
el olor a pan integral y la música fuerte del segundo piso dejarán
tranquilos a lxs vecinxs de la calle El Cobre de forma definitiva.
Terminamos este ciclo con demasiadas ideas y emociones, para expresarlas
seremos tan ordenados y metódicos como podamos, lo mejor será revisar en
un orden temporal esta experiencia…

I.    LOS COMIENZOS…

La Casita se abrió públicamente en septiembre de 2007. Era el fruto de la
anhelada autonomía de un grupo de amigxs y compañerxs cercanos a esta
población o cercanxs de alguna manera a la idea central del proyecto del
Colectivo El Kulebrón: integrar los principios de Autonomía,
Horizontalidad y Radicalidad en la población, lugar donde se reunían las
“condiciones materiales”, para que el “sujeto popular” se reconociera como
parte de una clase opuesta al Capital y su autoridad (hasta ese momento,
sólo entendida como los uniformadxs y, a lo sumo, narcotraficantes de la
misma pobla). Para esto, trabajábamos con lxs niñxs en talleres
recreativos y prestábamos libros que guardábamos en un estante móvil todos
los fines de semana en plena calle. Meses después comenzamos a hacerlo en
la siempre “tirada” Junta de Vecinos, lugar donde rápidamente chocamos con
el criterio y prácticas de un espacio otorgado por el gobierno para la
quimérica “participación ciudadana”.
Nuestro discurso (que siempre fuimos puliendo mediante discusiones
internas como colectivo y con otros grupos que se planteaban en un proceso
similar de construcción de organización y lucha) nuestras actividades y
nuestras relaciones se opusieron a un espacio de limitada voluntad, y la
urgencia de gestionar un espacio realmente propio se tradujo en el
arriendo de un espacio dentro de esta misma población que inmediatamente
denominamos un “Centro Social”, citando la experiencia de propagación de
ideas anárquicas de principios del siglo XX. Se le agrego la palabra
Autónomo debido a que queríamos expandir lo importante que es la
independencia y rechazo a todo órgano gubernamental, de esta manera el
primer nombre del espacio fue Centro Social autónomo “Planeta
Guachimingo”, se debía a la ubicación entre los pasajes Urano y Plutón y
porque efectivamente intentábamos expandir practicas que este planeta
inundado casi por completo por el Capital muy poco conocía.
Septiembre de 2007 es el mes en que inauguramos la Casita. Fue una
actividad de fin de semana que incluyó rap combativo, olla común y bailes
curiosos que servían de excusa para compartir con lxs niñxs, que
circulaban constantemente por la casa. Se pintó también el primer mural de
la fachada entre muchas manos que creían en el proyecto de invitar a lxs
vecinxs a sumarse al proyecto de revolución social contra el sistema
capitalista, el mural hacía alusión a muchas personas protestando, y en lo
concreto también servía para distinguir esta casa del resto, para hacer
visible y llamativo un mensaje que siempre colgaba desde el balcón: la
realización de talleres populares, llamando a la organización y lucha
rebelde, además de la libertad a lxs presxs políticxs.
Queremos detenernos en la primera observación: abrir un espacio,
decidirnos a habitarlo a diario y proponernos vivir en comunidad,
practicando nuestro discurso como colectivo anticapitalista fue una
vivencia que aceleró la comprensión de nuestro proyecto desde varios
puntos de vista, pues una cosa es teorizar principios y otra es intentar
vivirlos cotidianamente. Este espacio, y todo aquel que se plantee como
una propagación de principios, valores y prácticas puntuales implica
muchas consecuencias para quienes las asuman, que no pueden ser imaginadas
a priori en la mayoría de los casos. En eso radica también la belleza de
una experiencia que no debemos dejar de señalar que es nueva en nuestro
contexto, existían poquísimas casas con un discurso de confrontación
abierta al poder y a la vez, tan expuestas socialmente. Existían y existen
bibliotecas, casas okupadas, lugares de reunión y discusión, y nosotros
quisimos generar un espacio con todas estas instancias enmarcadas en un
proyecto de revolución social, lo “social” y lo” político” se unían así en
la “síntesis” de nuestro proyecto, llevado a la práctica en la “praxis”
del Centro Social, todo calzaba armónicamente en nuestras cabezas, en las
discusiones, en la propaganda de aquellos años.

II. PRIMER GOLPE: Muerte de Jonny Cariqueo.

Como señalábamos, la Casita se inaugura públicamente y se propuso ser
visible para el vecindario, y también lo fue para la represión:
rápidamente se nos identi_ca, y el mes de marzo de 2008, en la víspera de
las manifestaciones por la conmemoración del asesinato de Eduardo y Rafael
Vergara Toledo, muertos en manos de la policía en año 1985; Se realiza una
marcha de amplia convocatoria en Pudahuel, a la que asiste Jonny Cariqueo,
joven de 21 años. Jonny fue detenido esa noche, dejado en libertad al otro
día, y muere el 31 de marzo producto de los golpes recibidos durante la
detención. La comuna de Pudahuel había adquirido importancia mediática en
septiembre de 2007 por la muerte del cabo Vera en las protestas callejeras
del día 11 del mismo mes, y nuestra casa ya era vigilada en marzo de 2008.
La noche del 29 de marzo era la función de estreno de su reforzado
aparataje represivo anti rebeldes, se inicia así el asedio policial que
asumimos desde que hablábamos de conflicto de clases, siempre supimos que
esto nos podía ocurrir, lo complejo es que el ímpetu de entender que esto
era una guerra ( concepto que también rondaba nuestro discurso) nos
llevaba a decirlo abiertamente, y tuvo que pasar más tiempo para entender
que esas “sutilezas” implican costos concretos para un espacio (por ende,
personas puntuales) como la cárcel, el hostigamiento, la muerte o la fuga.
Para nosotros la muerte de Jonny significó el primer golpe en la cara de
la guerra social. Asumirse en conflicto y esperar sólo _ores en el camino
sería –y es- una gran equivocación. Por primera vez gritamos “¡Presente!”
por una persona conocida, por un cabro de nuestra edad y muy similar a
nosotrxs, por primera vez nos sentimos vulnerables a las consecuencias de
la guerra social. La muerte, las torturas y la persecución pasaron por
nuestras cabezas mucho más cerca, o de forma mucho más dolorosa que antes,
cuando revisábamos otras experiencias de lucha en películas o relatos de
antaño. (seguir leyendo...)


Luego de esa dura experiencia, decidimos cambiar el nombre del espacio,
por un lado queríamos dar más seriedad al mismo, por lo que solo sería
Centro Social Autónomo y como otra instancia se abrió públicamente la
Biblioteca Libertaria Jonny Cariqueo, en memoria del compañero que
habíamos perdido y se le incluyo el adjetivo “libertaria”, dejando atrás
el proyecto popular que anteriormente habíamos enarbolado.

III.    Aniversario primer año, “Caso Afiches” y el vuelco en los objetivos.

La casita continuó su funcionamiento avocada a la integración barrial
durante los siguientes meses, es así como llegamos al cumplimiento del
primer año de existencia. A fines de agosto fijamos la celebración del
primer aniversario del espacio. Organizamos una jornada para el 31 de
agosto de 2008, con las mismas características de la inauguración: una
olla común, compañerxs y vecinxs invitadxs, música en vivo cortando la
calle afuera del espacio.
La policía intervino la jornada. Por primera vez llegaron con la intención
clara de fastidiar, antes sólo miraban y se resignaban, esta vez llegaron
los refuerzos y se generó una verdadera batalla campal contra ellos donde
intervino casi todo el barrio, más lxs compañerxs invitadxs, un total de
seis personas fueron detenidas y brutalmente golpeadas en la funesta 26º
comisaría de la comuna.
Ese día notamos un hecho que nos marcó: las personas tienen una postura
clara frente a la autoridad, o están con ella o la combaten, y esa
predisposición no se verá mayormente alterada por el trabajo
concientizador de un grupo específico. Así, nos fuimos cuestionando los
objetivos del espacio, y paulatinamente llegamos a la conclusión de que
era necesario entenderlo como un punto de confluencia de inquietudes
afines, y como un lugar en donde nos podemos nutrir cualitativamente como
luchadores en conflictividad permanente contra el poder.
Las discusiones se centraron en temas “nuestros”, las dudas ya no
apuntaban al cómo llegar a otrxs, sino a cómo definirnos nosotrxs mismxs.
Las cualidades a veces hasta chocaban teóricamente con las cantidades, y
hoy consideramos, tras años de constante cuestionamiento, que el desafío
es hacerlos crecer a la par (cualidad y cantidad). Mejorar sin dejar de
invitar a compartir nuestras ideas y prácticas, negando a la autoridad que
ya es comprendida no sólo como el policía tan fácil de identificar en las
calles, sino como una lógica presente en todas las relaciones que el
capitalismo nos ha enseñado desde que somos niñxs. El policía que llevamos
adentro es mucho más difícil de liquidar, esa es la base de la
conflictividad permanente contra el poder.
Esos cuestionamientos se realizaron en varios grupos declaradamente
antisistémicos por esos tiempos. Se generó una tensión puntual en torno al
concepto de lo antisocial, debido a una publicación extranjera que se
refería a dicho concepto. Tintes de nihilismo, tensiones en torno a la
propagación y cuestionamientos a los espacios abiertos como este,
nutrieron las tensiones entre quienes se autodenominaban simpatizantes al
insurreccionalismo.
Por otra parte, seudónimos y anónimos comenzaron a tensionar las ideas
antisociales, siendo un artículo especialmente llamativo: “anarquismo
antisocial: ¿es la gente nuestra enemiga?”. Este sugestivo título iniciaba
una tensión que lamentablemente se nutrió vía internet, que si bien nos
parece una importante forma de comunicación, nos parece absurdo utilizar
para publicar mensajes que no son del todo claros, puesto que el tema de
fondo era la postura ante la acción directa dentro del anarquismo,
división que en lo concreto se ha manifestado desde hace siglos, y que hoy
sigue siendo visible entre quienes enarbolan ideas contra el estado. El
problema para nosotros es el intrínseco alineamiento que hay con el poder
al señalar con el dedo de forma cobarde a otros grupos ante sucesos que
son criminalizados desde el enemigo. Estas tensiones hoy no se dan de
forma directa, sólo hemos visto insultos, excesos o ironías recíprocas por
medio de publicaciones o artículos que corren abiertamente, en muy pocas
ocasiones se han generado instancias donde todas las posturas converjan,
no llamamos a la unidad o al consenso, pero desde acá valoramos a quienes
se han manifestado dentro de estas tensiones dando la cara, firmando como
entes puntuales, una de las conclusiones a las que todos estos escritos
llegaban era a la facilidad que presenta el sólo hecho de teorizar vía
internet, también es importante discutir sobre hechos concretos, de forma
directa.
En torno al concepto de lo antisocial, éste fue comprendido desde acá en
base al concepto de sociedad, como una estructura rígida de relaciones
sociales, es el escenario histórica en donde la explotación se ha
asentado, donde todxs somos empujados a cumplir con un rol determinado
desde el momento en que nacemos (hijx, estudiante, padre, trabajador,
militante antisistema, joven indiferente, etcétera). Así, la Casita se
declaró por largo tiempo como un espacio antisocial, con el énfasis “hacia
adentro” del que hablábamos hace un momento. Es importante señalar que
lentamente fuimos notando las complicaciones de un término que, si bien a
varixs de nosotrxs nos ayudó a comprender más a fondo el funcionamiento
del capital y la autoridad en nuestras vidas, es muy complejo defender e
intentar proyectar hacia afuera, puesto que un Centro Social busca
propagar y difundir una crítica al sistema, y el concepto de lo antisocial
lleva a muchas tergiversaciones, como la burda creencia en la negación a
socializar por completo ( cuestión imposible desde cualquier punto de
vista). En fin, un Centro Social pero Antisocial es algo demasiado
contradictorio y complejo, y si bien fue un trabalenguas para nosotros por
un tiempo, es importante también señalar que desde acá no dejaron de
realizarse discusiones y actividades abiertas para confrontar ideas que
revoloteaban entre varios lugares y personas que defendían la
insurrección, es decir, la disposición a repudiar frontalmente al capital,
haciendo de sus vidas una constante propaganda por el hecho, comprendiendo
a la acción directa como toda negación de la autoridad.
Gran aprendizaje fue el suceso de septiembre de 2008, cuando se sorprendió
a tres personas pegando afiches y fueron encarceladxs y procesadxs de
forma “ejemplarizadora” ante los medios de prensa. Comprender las acciones
directas sólo desde una óptica es algo que el poder ya superó, lo que
ellxs temen es la capacidad de multiplicación difusa de los ataques en su
contra, y cada acción es en lo concreto un “simbolismo”, por muy
“espectacular” (sabemos que no es el término más apropiado, las palabras a
veces no alcanzan para expresarnos) que éstas parezcan.

IV.    La desafortunada y dolorosa muerte del Compañero Mauricio Morales.

El escenario antiautoritario toma un vuelco muy significativo: la
madrugada del 22 de mayo de 2009 muere Mauricio Morales producto de la
detonación del artefacto explosivo que instalaría en la Escuela de
Gendarmería.
Mauricio participaba en un Centro Social Okupado, la Biblioteca Sacco
Vanzetti, que decidió defender su memoria de inmediato, reivindicando al
compañero y repitiendo las reflexiones en torno a la validez de todas las
acciones en contra del poder, siempre señalando la importancia de no
jerarquizarlas entre sí o intentar invalidarlas ( desde una publicación a
acciones más osadas en contra del Capital) puesto que en su conjunto se
potencian y agrupan a quienes luchan con un objetivo claro y no por logros
parciales o personales.
La exposición pública y la defensa de la memoria de un compañero que muere
realizando una acción directa (en ese contexto) es una tensión que
extremó, las posturas en contra de quienes optaron por el cómplice
silencio, de quienes se “apartaron” o acallaron lo sucedido. El “Caso
Bombas”, que viene generándose como un fenómeno policial y mediático desde
el año 2006, y que hoy tiene a 9 compañerxs encarceladxs y al conjunto de
los antiautoritarios públicamente amenazadxs por el sólo hecho de propagar
una lucha social constante, exigió posicionamientos cada vez más claros, y
resulta fácil caer en los parámetros del poder, hacerles el juego mientras
defendemos nuestros principios y valores antiautoritarios, pues han sabido
hacerlos calzar con sus figuras penalizables, han tejido toda una trama
pública, han erigido la figura del malvado anarquista, asociando al
“okupa” como el culpable do todo mal social, buscando la complacencia e
indiferencia del ciudadano común ante sus propios vacíos argumentativos
cuando se hace demasiado evidente el carácter político de este caso en
contra de los revoltosxs.


V. Fuga de nuestro hermano Diego Ríos.

Después de la muerte de Mauricio Morales, el día 24 de junio de 2009
mientras aún estábamos consternados, asimilando lo ocurrido, un operativo
del GOPE de Carabineros irrumpe en nuestra casa, la razón: buscaban a
Diego Ríos, quien vivía acá, a causa de material explosivo encontrado por
su madre en un inmueble deshabitado de su propiedad. Desde ese día Diego
se encuentra clandestino, y por primera vez nos enfrentamos al dilema de
cómo afrontar ese tema. Sabíamos muy poco de los criterios tradicionales,
puesto que es un tema que por definición no se toca, el militante de
estructuras “tradicionales” sencillamente dejaba de existir, su
“reivindicación” se fundía en la labor general de agitación del partido,
en la defensa política de la lucha que éste llevaba a cabo. Nosotrxs
optamos por nombrarlo desde el día siguiente, emitimos un comunicado que
explicaba los motivos del allanamiento a la Casita y reivindicamos a Diego
de inmediato.
Pasamos luego un tiempo de incertidumbre en torno a esto, pues si bien la
policía ya sabía, mejor que nosotrxs, el motivo de su búsqueda, no
teníamos claro hasta qué punto podía haber sido un error el haberlo
reivindicado antes que él mismo lo hiciera. Poco más de un mes
permanecimos así, hasta que leímos en Internet su reivindicación, llenos
de alegría por leerlo, y de pena por extrañar su presencia en nuestra
cotidianeidad, leímos su propia reflexión en torno a lo sucedido. La fuga
hoy ha adquirido una connotación de propaganda, contraria a lo que sucedía
en las estructuras partidarias y jerárquicas, hoy no es un tabú, sino un
doloroso espacio de reflexión acerca de las consecuencias de la guerra
social, si bien siempre será mejor saber que nuestros amados hermanos no
están tras las rejas de una sórdida cárcel, no debemos idealizarla, como
bien dijo Gabriela Curilem hace pocas semanas, puesto que el hecho de
perder la cotidianeidad que hemos forjado junto a lxs nuestrxs, el no
poder recorrer las calles y abrazar a quienes queremos es un avance del
poder, que ha obligado a sus adversarios a alejarse de lo que más aman,
sus afinidades y prácticas más cotidianas, para vivir en una constante
cuerda floja, en un estado de alerta permanente donde puedes ser presa de
sus garras, eso no es libertad, ella misma lo ha dicho y nosotros, que
sentimos la pérdida de un hermano, que hemos visto la mutilación y el
dolor que esto implica, imaginamos la nostalgia y la rabia que anima a sus
corazones a no decaer, desde donde se encuentren, en su guerra contra el
poder que los ha alejado de sus afectos.
Mientras nos cuestionábamos cómo afrontar un escenario cada vez más
expuesto ante el enemigo, notamos que varixs ex participantes del espacio
dejaron de asistir. Venir a estos Centros Sociales empezó a ser sinónimo
de identificación y riesgo personal, y si bien no podemos condenar el
criterio personal de ningún individuo, y a la vez comprendemos el intento
por alejar a la policía de nuestros caminos lo más posible, también
queremos templar un poco los criterios a la hora de discutir este tema,
pues toda postura conlleva necesariamente sus propios riesgos o
contrariedades, y buscar puritanamente un bajo perfil nos parece una
quimera, hay acciones que ameritan una mínima explicación a veces, de la
forma que sea, cada unx es libre de hacer lo que le plazca, de asumir la
guerra en la variante que desee dentro de su vida, pero si ésta nos coarta
de inmediato, si ante cada golpe del poder reaccionaremos histéricamente,
corriendo despavoridxs y, por sobre todo, negando sin argumentos a
espacios y trabajos que se vienen gestando hace un tiempo, creemos que es
poca la enseñanza que puede sacarse en limpio. Insistimos, para ser lo más
clarxs posibles, que no condenamos a priori a quienes no opten por asumir
las consecuencias de las instancias públicas como esta, lo que no
comprendemos es a quienes dejan de un día para otro de participar en
ellas, creyendo así que los registros policiales (si es que es ése el
argumento central) los olvidarán de inmediato. Es algo que incluso puede
sembrar más dudas alrededor, por el miedo que se hace tan visible, aparte
de la complacencia con el poder que se genera, en el sentido de que es
justamente eso lo que ellxs buscan, aislar y deslegitimar la existencia de
espacios de propagación abierta y constante, hoy cerramos con menos de la
mitad de visitas y afectos que cuando abrimos, y eso lo podemos entender
como una consecuencia lógica de la afinación de nuestro discurso, por
excesos de visceralidad que quizás nos jugó en contra, y por el factor
miedo y aislamiento que el poder buscó sembrar en torno a estos espacios,
y que al parecer logró, y decimos que al parecer porque han sido pocas las
instancias en donde hemos podido constatarlo de verdad, ya que lugares
donde discutir abierta o claramente son cada vez menos, al igual que
argumentos públicos que no caigan en la burla y/o descalificación
irrespetuosa.
Hoy notamos las consecuencias de nuestros actos, asumimos cada pérdida de
compañerxs que antes consideramos cercanxs, y notamos que el factor de
asumir una cara pública tiene muchas potencialidades y también muchas
debilidades, como el ser señaladxs con el dedo ya sea por enemigos
declarados, como por supuestos críticxs que jamás darán la cara, es la
herramienta que nosotrxs asumimos; cada crítica y cada juicio destructivo
están presentes, se recuerdan constantemente y son señaladxs acá como
parte de la experiencia de este Centro Social, equivocamos quizás los
pasos, caímos en los apuros, no supimos explicarnos bien o fuimos
erróneamente altanerxs, por suerte hubo compañerxs con experiencia o
capacidad crítica que nos hicieron darnos cuenta del error, gente que supo
equilibrar nuestro temperamento y nos señaló los riesgos de nutrir
disputas públicas que sólo contribuyen a confundir un panorama que ya era
y es demasiado complicado. La altura de miras de quienes buscaron
anteponer el camino en común contra la autoridad es una enseñanza que nos
ha marcado como espacio, y bien, ante quienes optaron por enjuiciar y
descalificar, al parecer nos hicimos el mutuo favor de alejarnos
definitivamente. La guerra exige respeto y humildad, no amistad o
complacencia entre todos, cada sendero recorrido con sus múltiples
desarrollos nos ha enseñado esto, lo comprendemos como consecuencia de la
ilación fina de ideas y prácticas simplemente.
El espacio, como señalábamos, se sintió solo, el cariz alegre y colorido
que adquiría se perdió, nos propusimos no propagar esta sensación, qué
peor propaganda que sólo mostrar la cara negra de la guerra, pero ese
invierno, en lo concreto exigió bastante convicción y apoyo mutuo para
cada unx de nosotrxs y nuestrxs más cercanos. Hacia septiembre las cosas
empeoraron con la prisión de Pablo y Matías, dos jóvenes que calzaban
-para variar- con el perfil público del rebelde, perfectos para ser
culpados por el ataque al cuartel de la PDI ocurrido el jueves 2 del
citado mes. Se hacía cada vez más visible que cualquiera podía ser
vinculado con el desarrollo del rimbombante
“caso bombas”, ese jueves el noticiario del canal 13 mostró imágenes de
nuestro Centro Social, que por esos días mostraba consignas en memoria de
Diego Ríos y Mauricio Morales, y nos mostró como un “centro de operaciones
anarquista” y, en el mismo tono, como un “lugar donde se construían
artefactos explosivos”.
Desde nuestro posicionamiento público, consideramos que interponer un
recurso de protección era una de las pocas opciones mínimamente
“preventivas” ante cualquier inminente procesamiento legal en contra de
algunx de nosotrxs, teniendo presente que hace poco Cristian Cancino
estaba siendo inculpado en el mismo caso, en base a montajes. Pues por lo
menos habría un precedente de la intención de no dejar pasar estas
abiertas señales del poder de hacer y deshacer a su antojo, en este juego
sucio que ha sido siempre el enfrentarse a sus leyes, sus medios, y sus
aparatos represivos. Sería iluso esperar un tratamiento “justo” de su
parte, no esperábamos más que el precedente, y jamás apostamos por un
fallo a nuestro favor o algo por el estilo. La condena fue, una vez más,
“ejemplarizadora” ante la sociedad, se nos señaló que ante nuestro
posicionamiento “en contra del poder”, implica sino hechos claramente
antijurídicos que deslegitiman toda acción protectora que la Constitución
Política haya creado para mantener el Estado de Derecho y la paz social de
que hoy goza la República (Sentencia Causa N° 553-2009, Corte de
Apelaciones de Santiago).
Fue tan evidente la contradicción de sus burdas leyes, pues si bien no
podemos (ni queremos) exigirles nada, ellxs tampoco debiesen exigirnos
nada a nosotrxs. Pero, ¿podemos simplemente hacerles el vacío?, ¿es tan
fácil como darles la espalda y coexistir pací_ca o, al menos
indiferentemente?. Sabemos que no, que el capitalismo es inclusivo y te
exige someterte o te culpa de lo que sea posible culparte para castigarte
y mostrarle al resto, de pasada, cómo les irá si hacen lo mismo. Dicho
recurso de protección fue otra enseñanza más, que no negamos a priori,
pues las herramientas son todas neutras de por sí, importa el contenido
que cada uno les dé, y cuando recibimos ese fallo es importante señalar
que se podía continuar apelando, llevándose el proceso incluso a
instancias mayores, dada la importancia del argumento, tan polémico
incluso entre abogados, era una fuente rica de tensión judicial , y por
ende, política del tratamiento hacia anarquistas desde el ámbito jurídico,
y nos quedamos con el sabor amargo de haber sentado un precedente
negativo, este hecho lo publicamos en su momento y recibimos un par de
respuestas interesantes, reflexiones fraternas y otras no tanto que
siempre nutren la experiencia, reiteramos desde acá la importancia de
dichas instancias de discusión entre compañerxs, sólo se requiere la
voluntad para hacerlo, desde hoy ya no existe un espacio físico que
podamos ofrecer como colectivo, lo que no implica que no haya disposición
a tensionarnos con otrxs.


VI.    ESCENARIO REPRESIVO

Cumplimos un año de la ausencia de Diego en nuestro hogar, y en
consecuencia con la visión de su fuga, hicimos una actividad que puso en
el tapete todo el caso, las reflexiones, y bulló esta experiencia para la
población donde vivimos. Quisimos enmarcarla en una jornada que se
denominó anticarcelaria, para no caer en una posible enarbolación de la
fuga. Era importante también hacer pública nuestra defensa de los espacios
autónomos y antiautoritarios, en el contexto del nuevo tinte que adquiría,
por esos meses, el “caso bombas”: día a día la prensa añadía un nuevo
ingrediente a su enmarañado escenario de hostigamiento hacia todo aquel
que se manifestara públicamente en contra del poder. Desde marzo de este
año que esta casa tiene puntos (porque son varios) fijos afuera,
registrando nuestras rutinas, haciéndose notar, fotografiando y
amenazándonos.
La prensa lo fue anunciando, el poder central también hizo una “gran”
jugada, nombrando a un conocido y farandulero fiscal: Alejandro Peña,
quien se encargó de voltear todos los argumentos de los tres fiscales
previos, conocidos por ser más “garantistas” (es decir, apegados a la
ley), probablemente por sus carreras ligadas a la atención de la zona
oriente, o sea, más pudiente económicamente). Peña, por su parte, sabe
tratar con narcotraficantes de la zona sur de la capital, es decir, sabe
moverse en los turbios terrenos de los “resquicios” legales y la
indiferencia social ante los “delincuentes” que sólo deben ser apresados
lo antes posible; es así como su actitud más “osada” que el gobierno de
turno, característico por su componente policial para justificarse,
necesitaba. Peña logró avanzar en tres meses lo que los fiscales no
lograron hacer en más de tres años, puesto que declaraban públicamente que
los autores de los atentados explosivos eran grupos difusos de muy difícil
identificación. En cambio, este personaje ha hecho calzar todo el caso en
su estructura clásica de narcotraficantes: tejió una Asociación Ilícita
Terrorista, con jerarquías y pruebas irrisorias, y supo instalar el tema
mediáticamente desde antes de asestar el golpe represivo, que se realizó
el pasado 14 de agosto de 2010, con un impresionante operativo policial
donde todxs lxs detenidxs muestran un prontuario de lucha social y un
perfil fácilmente acomodable en una absurda jerarquía.
Todos los augurios se cumplieron, varios incluso se mostraron sorprendidos
por la simpleza de la jugada, pero tampoco debemos aminorar los efectos de
este golpe: diez compañerxs están recluídxs en condiciones de máximo
aislamiento, una compañera optó por la fuga y varios espacios han sido
golpeadxs por el encarcelamiento de sus miembros o el endurecimiento de su
persecución. En este contexto decidimos cerrar la Casita.
Evidentemente lo hacemos llenos de tensiones, ¿cómo no contribuir a la
sensación de traicionar nuestros principios, o de hacerles creer que nos
están derrotando? Hoy cerramos defendiendo en primer lugar la existencia
de estas instancias, que son una cara de la lucha, que hoy está siendo
enjuiciada por parte del enemigo como un todo, pues si bien se acusa a
compañerxs de atentar con bombas, se argumenta netamente por la
adscripción a las ideas antiautoritarias, hoy nadie ha confesado algún
atentado puntual, sino que se apunta a defender la decisión de cuestionar
el orden existente. Este espacio se posicionó por valorar los lazos de
complicidad y compañerismo contra el poder, nunca una sigla o una
organización ficticia, que solo pretende perdurar el tiempo sin objetivos
más trascendentes que la sola existencia de la misma. Hoy nuestros caminos
quieren diversificarse entre sí, como grupo no seguiremos trabajando
juntos porque así lo hemos decidido, no por avances del poder, es algo que
venía manifestándose desde antes del último gran golpe de agosto pasado, y
en ese momento no cerramos la Casita porque hubiese sido una acción
histérica, descontrolada y sólo guiada por el miedo. No fuimos -en ese
momento- directamente golpeados, pese a que fuimos una vez más allanadxs y
el hostigamiento hasta hoy se mantiene igual. No somos tan ilusxs como
para creer que dejar de participar en este Centro Social nos aleja del
riesgo de ser castigadxs, como bien muestran las detenciones del pasado
mes de agosto. Optamos por cerrar la Casita, que ya ha cambiado de
participantes en más de una ocasión, ¿por qué cerrarla entonces?, nos
cuestionamos si ofrecer el espacio a otros compañerxs, pero, ¿es necesario
que otrxs vengan a vivir este hostigamiento sólo para mantener un nombre,
una instancia puntual? Creemos tranquilamente en nuestro posicionamiento,
nos vamos de este Centro Social para propagar en el conjunto de nuestras
vidas nuestros valores y principios imborrables tras cada aprendizaje
adquirido. Quien considere que dejamos la lucha por cerrar una
manifestación puntual de conflicto sencillamente no ha utilizado los
conceptos de guerra y tensión permanente en su vida personal, nosotrxs
siempre hemos apelado a las críticas abiertas, a la tensión de ideas y
creemos haber aportado en ello, sin asumirnos por eso como eternxs
propagadores, eso sería calzar en la limitadísima y absurda red de
trabajos que el fiscal Peña le ha achacado estúpidamente a los anarquistas
y antiautoritarios desde el pasado 14 de agosto y probablemente seguirá
haciendo en un futuro, esto recién comienza, lo sabemos. Hay muchas
herramientas para expandir las ansias por ser verdaderamente libre, un
foro, actividad, una publicación, una protesta, un sin numero de formas de
lucha que pueden manifestarse.
Estamos concientes que significa decir que proliferen los espacios
autonómos y okupados abiertos a todo aquel que tenga inquietudes, las
consecuencias de esa praxis están a la vista. Sin embargo el llamar a la
existencia de instancias de discusión y conversaciones que sobrepasen el
limite del polémico publico de “los precisos” es fundamental a la hora de
hacer crecer en cualidad y cantidad esta fuerza un poco decaída por el
golpe que el poder nos ha dado. Muchas son las formas de expandir este
conflicto, esta en cada uno de nosotrxs el como hacerlo palpable. Creemos
que es nuestra responsabilidad difundir este dossier explicativo de
nuestro cierre, para todxs aquellxs inquietos, que como muchos de nosotrxs
de a poco fueron acercándose a las ideas antiautoritarias y anárquicas, ya
sea por una tocata, un amigx, una publicación, un libro o la visita a un
centro social, entre muchas otras maneras.
Agradecemos a todos aquellxs compañerxs que han dado vida ha este espacio,
con sus importantes presencias, traducidas en aportes y criticas.
Recordamos a todxs lxs combatientes caidos en la lucha en contra de la
dominación, en especial a Jonny Cariqueo y Mauricio Morales.

Saludamos fraternamente a lxs compañerxs Diego Rios y
Gabriela Curilem perseguidxs por el poder. Solidarizamos con lxs
compañerxs prisionerxs por el caso bombas, perseguidxs por manifestarse
abiertamente en contra de este sistema de miseria. Un abrazo lleno de
fuerza y coraje para todxs ellxs. En especial aquellxs con quienes hemos
podido compartir. No olvidamos a los 86 presos muertos por el incendio,
asesinados en manos del estado chileno.


Abajo todas las cárceles y jaulas del capital, aquí y en cualquier lugar
del planeta, no cesaremos en la lucha contra todo tipo de explotación y
autoridad.

Se despide CSA Y BIBLIOTECA LIBERTARIA JONNY CARIQUEO.

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