Manifiesto extremo a la utopia interna.
La vida de Michel k un universo sin guerra, un territorio ausente, un territorio libre de servidumbre donde es preferible vivir sin registro, sin trabajo, sin vinculación alguna con otro semejante, incluso sin comida antes que estar inmerso o pertenecer a una guerra en una época inhóspita
La vida de Michel k, decisión voluntaria de irse al destierro de la dignidad y al buen gusto del soñar, definiendo un territorio idílico en los contornos de la patria interna, es por eso que cuando le preguntan a Michel k ¿en que sueñas? “Respondía, Siempre quería volar. Extendía los brazos y pensaba que volaba las cercas y entre las casas. Volaba justo por encima de las cabezas de la gente pero no me veían”
Allá fuera la trasgresión de lo humano y el deseo infinito del estado por desaparecer o encapsular al indigente, al paria, al soñador para darle un uso a su conciencia y a su cuerpo. Justificación de una vida mejor en tiempos de guerra, algo que en ese momento nadie te lo da y es por eso que es necesario el toque de queda, el registro, la seguridad extrema, el trabajo obligatorio, el resguardo a la propiedad privada y si es necesario matar al saqueador, al rapiña que a aprovecha la frágil institución de la ley para aprovecharse y usurpar en nombre del hambre y la desesperación.
Soportar la hambruna, el toque de queda, las vejaciones como producto de la guerra, como un hecho para alcanzar la paz, en si como un hecho voluntario y necesario para permitir el libre curso de las cosas. Pero Michel k, no quiere eso, se rebela de otra manera, libera un pedazo de tierra donde siembra, come y sueña clandestinamente buscando dormir el mayor tiempo posible, con la finalidad de que el día y el tiempo se vuelvan mas cortos y así estar el menos tiempo o mas alejado posible de la guerra y la servidumbre.
La presencia enfermiza de la madre de Michel k, único consuelo aparente de una vida sin sentido. Al dedicar sus preocupaciones al cuidado de ella va entendiendo para qué fue traído al mundo. La figura enclenque de su madre por un lado y la interpretación común deshumana, cuya consistencia es la secuencia lógica del valor de uso y así cuando ya no sea rentable desplazarlo a los almacenes del olvido por otro lado llevan michel k a comprender que estamos regulados por un curso corrompido de la historia donde las relaciones humanas están determinadas por la razón del poder y el grado de utilidad. “mi madre se paso la vida trabajando. Fregaba los suelos de otros, cocinaba para ellos, lavaba sus platos. Lavaba su ropa sucia. Fregaba sus baños después de que los usaran. Se arrodillaba y limpiaba el retrete. Pero cuando estaba vieja y enferma, la olvidaron. La apartaron de su vista. Cuando murió la arrojaron al fuego. Me dieron una caja vieja de cenizas y me dijeron ”
Michel k una vida de muertes múltiples o de muertes voluntarias para no afrontar la muerte falsa, la corrompida, la putrefacta, la sin sentido, la gobernada, dirigida y creada por el estado.
Un personaje que busca el destierro, la exclusión y la expulsión de todo vestigio humano que crea la guerra y la servidumbre. Un libro que busca el extremo, que busca la libertad por medio del sueño para construir su utopía interna. Al final se entendería la máxima de Hermann Broch, en su libro Esch y la Anarquía, buscar “el eterno deseo del hombre de redimir al mundo y volverlo a su estado natural.”
miércoles, 1 de septiembre de 2010
Vida y época de Michel K de J. M. Coetzee
Publicadas por
Colectivo Autónomo Magonista afiliado a la Federación Anarquista de México (FAM-IFA)
a la/s
11:10 p.m.
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